sábado, 18 de febrero de 2012
HOMENAJE A JORGE ORAMAS
J. JORGE ORAMAS (1911-2011)
“UNA VENTANA ABIERTA”
Cuando en 1918, Domingo Doreste “Fray Lesco” fundó la Escuela Luján Pérez, terminaba la
horrible Primera Guerra Mundial y se asomaba en Europa una nueva corriente artística
heredera del expresionismo: El Realismo Mágico.
Esta forma de acercarse a la realidad caló de forma decisiva en la Escuela, de la mano de uno
de sus teóricos: Franz Roh. Aquel ambiente, donde despuntaban artistas como Felo Monzón,
Santiago Santana, Plácido Fleitas, Juan Ismael, etc… animados por Juan Carló, primer
profesor de la Escuela Luján Pérez, con el que visitaban diversos lugares de la isla para tomar
apuntes ( caseríos típicos, el barranco de Balos para ver sus grabados, Cuatro puertas, así
como centros alfareros, La Atalaya, Hoya de Pineda) fue el que encontró el joven Oramas,
uno de los máximos exponentes del arte del siglo XX en Canarias.
Jorge Oramas nace en 1911 en Las Palmas de Gran Canaria. Pronto se quedará huérfano.
Ingresa en la Escuela Luján Pérez en 1929, de la cual nunca se desvinculará hasta su prematura
muerte, cuando sólo tenía veinte y cuatro años, a causa de la tuberculosis. A pesar de su
cortísima vida, nos dejó una obra significativa de su arte.
Oramas refleja en su obra una realidad cotidiana como algo trascendente, eliminando
detalles que recarguen la composición, desvinculándose así de referencias simbolistas y,
contraponiéndose de esta forma a las composiciones de Néstor Martín Fernández de la
Torre.
La calidez del color, una luz enigmática que inunda sus pinturas, hace de contrapunto a su
dramática realidad. El orden habita en sus composiciones, resolviéndolas de forma
geométrica. Imágenes de campesinas y, encasillando todas las construcciones de los riscos de
Las Palmas (Barrio de San Nicolás), (San Roque), (Pambaso), armonizándolas con la
vegetación de palmeras, plataneras, tuneras y piteras. El mar casi no está presente y el cielo se
presenta plano a modo de fondo donde encuadrar sus composiciones.
El silencio, otra de sus cualidades características: Lavan en silencio (Lavanderas), van y
vienen de llenar de agua sus tallas (Aguadoras). Las miradas hablan sin querer pronunciar
palabras. Son sus gestos los que adivinan enigmas de su existencia, lo que vemos en esos
primeros planos de muchachas, unas con mantilla, otras con pañuelo, mostrando sus
pómulos marcados, el cuello altivo, los labios apretados, los brazos poderosos.
Agustín Espinosa escribió: “Tener un cuadro de Jorge Oramas es poseer una ventana
abierta a un trozo vivo, limpio, ejemplar y exacto del paisaje de nuestra isla. Es ser dueño del
maravilloso cofre que contiene, hecho arte, un pedazo vital del escenario que vio a Hércules
robando, una mañana, las doradas manzanas de su más feliz trabajo”.
Este año 2011, la Escuela Luján Pérez recordará a los artistas Jorge Oramas y Jesús
Arencibia en el centenario de su nacimiento. Ese es nuestro compromiso: Recordar a los
artistas que han pasado por nuestra Escuela.
Orlando Hernández Díaz
Director de la Escuela Luján Pérez
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